por Richard R0selló
Periodista Independiente
28 de septiembre de 2010
Respondo a tu correo lleno de buena prosodia americana pero de impugnaciones discordantes. Noto además, que tras las rejas y candados de una prisión, también se puede hacer mucho ruido contaminado. Tu carta publicada sobre el blog Hablemos Press (10 septiembre, 2010) no deja de ser una queja adulterada sobre los supuestos “ocho meses sin recibir visitas”, (mía) y que cuentas a un amigo, pese a mi compromiso de ayudarte.
Te cuento. En febrero presente, justo (ocho meses atrás) cuando no recibías ayuda del exilio, fui a verte a Prisión de Melena II, en la provincia habanera. Hablamos breve porque nos dieron 30 minutos y conociste a Dariel, aquel joven que asaltó un cuartel. Te entregué periódicos, revistas y un poco de dinero en CUC, de mi bolsillo. Estabas muy intranquilo, algo que es propio cuando se vive bajo el régimen del desprecio.
Luego, 45 días después (siete meses atrás), volví con mis pobres recursos. Estabas inconforme porque tu ayuda del exilio no llegaba. Recuerdo que nos tendimos al piso, alejados de los visitantes. Me entregaste suvenir, unas indicaciones. Yo, unos bolígrafos, revista, medicinas, artículos y bloc. Lo más paralizante fue escucharte decirme “que si no venía con ayuda (para ti) no volviera”. Fuiste más lejos. Cuestionaste a la periodista independiente, “tu amiga”, Miriam Herrera Calvo, de “apropiarse” de tu “ayuda”, que supuestamente llegaba del Norte. En verdad de las verdades, nunca existió esa ayuda de la organización de Plantados que estabas reclamando, según contactamos con Herrera Calvo y dicha prestigiosa organización que atiende a muchos presos políticos en Cuba. Más bien la ayuda que recibías eran de los esfuerzos realizados por el veterano disidente Carlos Martín Espinosa, mediante Calvo y que obra en carta tuya en agradecimiento a ambos.
No obstante, la comunicadora sostiene que usted tiene “deudas con ella”, según dijo recientemente.
Recuerdo que te hicimos enviar, mediante Miriam, un dinero para costear el abogado que te defendería mientras nos encargamos en gestionarte la correspondiente a la mencionada organización. Pero tu juicio fue tan sumario que, ni hubo abogado, y te quedaste con parte del dinero enviado. Al fin de cuenta, no se te reclamó por tus desventajas.
A razón de demorarse tu ayuda y por la situación calamitosa de tu encierro, surgió una alternativa en el mes de mayo. El bibliotecario independiente y preso político, José Luís Rodríguez Chávez, tu compañero de prisión, recibió de Europa, 350 euros con los que me responsabilicé su resguardo mediante un autorizo suyo. Rogué al colega que compartiera la jaba de alimentos entre ambos. Su respuesta no se hizo esperar. Rodríguez destinó un envío de recursos a su hija y la mayor parte en alimentos y aseo personal fue compartida entre los dos, según Chávez. Durante marzo-abril-mayo, hice varias visitas de comprobación, siempre con la jaba en hombros y preocupándome por ti. Mas con el colega, me enviaste un número de cartas y otras solicitudes que di curso días después.
En junio llegó de Europa, una ayuda del sitio Misceláneas de Cuba en respuesta a una de tus cartas. Venia una misiva del director de ese sitio y un envió de 100 CUC, para ti y otros 100 para mí. En contactos telefónicos con Chávez mediante Martín Espinosa, se coordina el destino de tu ayuda.
Chávez, exige convertirse en tu tenedor de libros y albacea por tu deuda contraída con el primero. Y eso me pareció razonable. Tu ayuda como la de José Luís era convertida en tres jabas de alimentos pesados para ambos.
En julio (tres meses atrás) llega tu esperada ayuda de Plantados. Si hicieron nuevamente las coordinaciones vía telefónica y volví, pero no con la salud de antes. La visita estaba destinada a ti y me acompañaban Calvo y Espinosa, como lo pediste. Más no se te pudo ver. Allí estuvimos 7 horas bajo el sol, reclamando los derechos que tanto defendemos, pero tuvimos finalmente que retractarnos. La razón estaba de parte del penal y no de Du Bouchet. Tu destacamento no tenia visita. Eso lo confirmamos en medio de un grupo familiares y oficiales en una oficina del penal.
Pero no fue la primera vez. Una segunda visita resultó también frustrante pese a tus insistencias telefónicas. ¿Qué pasó? El penal te puso un castigo por protestas tuyas en tu reclamo al anterior encuentro. Estamos hablando de dos meses atrás.
Como resultado de aquel percance, echaste a correr rumores de que no te íbamos a ver. Que yo me había apropiado de tus 200 CUC que supuestamente venían a tu nombre.
El periodista Roberto de Jesús Guerra, desconociendo lo anterior, te llevó una ayuda mediante Chávez. Aquello te pareció tan cursi que le otorgaste meritos publicitarios el hacerlo publicar en el blog de Guerra.
Pero ¿Hasta dónde llega tu contradicción y donde las malsanas intenciones el publicitar “este correo”?
Algo que debió ser personal (remitente-destinatario), en “secreto”, según lo pides al remitente de la misiva (ver último párrafo), se convierte en ¿noticia? Noticia, sí. Trivial. Noticia para quien confunde lo privado con lo público. Pero un algo se descubre: falta de ética periodística y de honestidad.
Y anoto. Tanto autor como coautor recurren al drama publicitario para engrandecer a uno, empequeñecer a otro. Olvidan que el deber de un comunicador es situarse detrás de las letras y no delante como exige el sacerdocio periodístico.
Cree su autor, destacar el “calibre probado” de su “colega” Guerra. Pero olvida cuán grande puede ser el de “tus amigos”: Miriam y el disidente Carlos Martín, cuyos “desvelos” por brindarte ayuda, naufragan en letra muerta y no es en páginas de blogger. Porque no, la del preso político, José Luís Rodríguez Chávez, el cual omites intencionalmente por tus desavenencias, mientras te dio una teta donde mamaste por largos meses en penuria.
Me pregunto ¿Donde están tus familiares, tu hermana? ¿Tú esposa? ¿Por qué te abandonaron? ¿Cómo es que confundes la visita de un “colega” por los “desvelos” y ayudas que han tenido tus amigos para contigo durante más de un año?
Para aquellos que han caído y creído en la inducción de tus letras sin conocer tus antecedentes, cometieron un error. Olvidaron que los problemas personales, siempre que no afecten a organizaciones y la disidencia, no deben tener espacio en nuestra prensa. La trivialidad no es, ni justicia, ni noticia.
De Jesús Guerra puso un oído para escuchar tu versión más apropiada, taponeando el otro con aquello de que “eso es un asunto suyo”.
El Presidente de Misceláneas de Cuba y que por razones éticas no debo mencionar, me pidió explicaciones. Yo le contesté lo sucedido.
Por mi carencia de salud. Por determinar alejarme de esas candilejas. Por los que abruman en ávidas nombresía. Porque no estamos para pagar por tus impudencias y desajustes. Vienen al traste con tus reacciones discordantes y confusas de creer que éstas sean aprovechadas por “cortesía de la G2 que hace lo imposible por (mantenerte) aislado”. Y puede en parte que sí. Pero la mayoría no.
Algo debe quedarles claro. No estamos en la oposición para arremeternos uno contra otros. Eso es una pérdida de tiempo. Estamos para enjuiciar al peor de los gobiernos que tienen encarcelados a gentes inocentes.
En otro orden, si has tomado el suicidio como forma de protesta, te digo que asumes una actitud de cobarde. Se valiente; espero que salgas pronto de ese infierno; aléjate de tu incorregible adicción; cuida de tu figura, a nadie le interesan tus preferencias; recupérate, el mundo es corto y el tiempo hay que administrarlo bien.
Si algo te aconseja toma este remedio que me llegó de una anciana muy distante: “La vida no está envuelta en un lazo pero sigue siendo un regalo”.
Un abrazo,
Richard
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