lunes, 20 de septiembre de 2010

Cae abruptamente el servicio de transporte en la capital

por Richard Roselló

Periodista Independiente

 

16 de Septiembre del 2010

 

El servicio de transporte público, en Ciudad de La Habana, cayó abruptamente esta semana por debajo del 55 % debido a difícil de piezas de repuesto en el país, según conductores de ómnibus urbanos de la capital y la obvia realidad con que viven los cubanos de la calle.

 

Desde que se inició en presente curso escolar, el servicio a pasajeros por el nuevo sistema de ómnibus urbanos de la capital, mantiene horarios inestables que afectan y atrasan a pasajeros el incorporarse a sus actividades cotidianas.

 

“Esa situación está creando un verdadero caos en la transportación masiva de la ciudad”, refleja un trabajador retirado del Ministerio del Transporte.

 

“Ahora prestamos un servicio entre 30 minutos, a veces 40, de 15 que antes demoraban pasar un vehículo”, señala un conductor de ómnibus P 9 correspondiente al paradero de Santa Amalia, localidad La Víbora, una de nueve terminales que posee La Habana.

 

El paradero El Calvario registra un tiempo de 8 minutos pasar una guagua. Hoy su promedio está por encima de los 20 a 25, indican fuentes disidentes.

 

Se estima que unos 800 ómnibus permanecen rotos en talleres, entre otras cosas por las calles en mal estado que atentan contra la seguridad y rendimiento de los vehículos. Otras de las mayores causa son las averías son por roturas en parabrisas, cloches y al faltante de piezas de repuesto que ellas requieren.

 

La excesiva demora de ómnibus congestiona las paradas y crea un estado de impaciencia que atenta contra los horarios de los ciudadanos, según revelan nuestras pesquisas realizadas a cubanos de la calle.

 

“Esto es un desastre”, dice un ciudadano refiriéndose al transporte. “Llevo esperando una hora y media para llegar al trabajo; las guaguas pasan llenas de pasajeros y no paran,”, indicó la fuente cuyo estado irritación era visible en una parada de la Avenida de 10 de Octubre, arteria vial muy afectada por personas intentando capturar un ómnibus.

 

Es primera vez que una aglutinación de cientos de pasajeros esperan en paradas, solo comparado a dos años atrás, antes de incorporarse el moderno parque automotor de unos 2 000 ómnibus, rígidos y plegables, adquiridos por Cuba a China y Rusia.

 

La mayoría de los cubanos de a pie coinciden que el aumentos de roturas de ómnibus que no prestan un servicio podría ir en aumento de no encontrar el Estado, una solución inmediata a los mismo.

 

La capital del país, la mayor beneficiada con el servicio, podría volver a pasadas décadas, cuando, a comienzo de los años noventa (conocido como Período Especial), se desató la mayor crisis del transporte ocurrida en el periodo revolucionario.

 

Fue una época en que tomar una ómnibus era una rareza. Los cubanos se acogieron a las bicicletas como vehículo o caminaban diariamente varios kilómetros, para llegar a sus trabajos y casas.

Cunde el escepticismo, mientras los habaneros miran cada vez más hacia el pasado.


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