por Richard Roselló
Periodista Independiente
27 de enero de 2011
Foto: Elizardo Sánchez Santa Cruz
Durante el mandato presidencial de 1909, apodaron a un Presidente de la Republica de Cuba de “Tiburón se baña, pero salpica”. Hoy me voy a referir a uno que no salpica (no comparte). ¿Saben de quien hablo? Elizardo Sánchez Santa Cruz, vocero de la “y -legal” Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.
Santa Cruz tiene la virtud de forrarse de cosas. Es obsesivo por acaparar y adsorber bienes, objetos y valores. Y aunque no lo use, atesora tanto que termina por conquistar lo que no es suyo.
Les pongo algunos casos para ilustrar, pero apenas será un ligero filón de lo que es un depredador de lo ajeno.
Pacheco no solo ha profanado la confianza en los disidentes, líderes, la sociedad civil, el exilio, los patrocinadores, sino a sus empleados. Un abuso de poder le vinculan contra un grupo de recursos malversados, utilizados con otros fines para el cual se pidió. Amén de no desearle condiciones de trabajo apropiado al trabajador, le niega superación y recursos. Veamos algunos.
Sánchez que es dueño de seis computadoras, tres de ellas, solicitadas para unos supuestos observadores en provincia, nunca las obtuvieron. Bienes adquiridos por la Comisión para su trabajo resultan inaccesibles para otros miembros, excepto para él y su “esposa”: la abogada.
Negar el acceso a fotocopiadora (donde existen cuatro de ellas). Una cámara fotográfica, grabadora, scanner, memorias y equipos de DVD que utiliza para uso personal. Mientras me obligaba a pedir favores fuera de allí.
Posee además, una biblioteca independiente solo de uso exclusivo y niega su acceso a personas de la comunidad e incluso a opositores que desean consultar los libros.
Aseguran antiguos miembros que ninguno de los premios obtenido por la Comisión, durante varios periodos (1990), (1991) y (1996) fue compartido entre sus integrantes como estimulo a sus resultados. He podido corroborar tal afirmación.
El último obtenido en el año 2010 cuando yo trabajaba con él, no fue ni declarado el monto.
Al revisar mi correo. ¡Sorpresa! Una lluvia de críticas se asoma y asombra entre los comentarios. Pero hay uno en particular y significativo que llama la atención. Viene de, Caridad Peña quien fue presidenta del movimiento femenino, Comité de Madres de Presos Políticos “Leonor Pérez”, fundado en La Habana en el 2001. Ella me escribe desde Miami, Florida y lo hace para denunciar a Elizardo por los horrendos trabajos que ella pasó cuando sus hijos (Andy y Dianny) cayeron en una prisión.
Una organización de Europa había enviado a Cuba, a través de Sánchez, 3 000 dólares para sufragar gastos del recién integrado Comité de Madres. La entrega se realizó en la residencia del señor (tiburón) y delante de Noris Durán una de sus directivos. “Aquí ustedes tienen su parte”, dijo Sánchez. Parte que nunca les llegó.
Aquellas mujeres pasaron en adelante difíciles empeños en recaudar una jaba de alimentos y enviar a sus familias en las cárceles. Y aunque la justificación fue de que “¿hubo violencia?”. Nadie entendió aquella oscura escena.
El Comité de Madres, invadidas por la decepción, jamás se recuperó como organización. Poco a poco se replegaron de la escena opositora y de Sánchez. Consecuencia, ninguna volvió a visitarlo. E inclusive, ropas para un uniforme que se enviaron a la misma dirección y con destino al Comité, no les fueron entregadas.
A Pacheco quien parece no afectarle esos asuntos, unió a su lista a un grupo de enemigos. Agreguemos a otro más que les contaré en un inmediato articulo.