domingo, 20 de febrero de 2011

Carta à Santiago Du Bouchet Fernández (II)

Prisión Melena II, La Habana

 

por Richard Roselló

Periodista Independiente

 

6 de febrero de 2011

 

Estimado (Patriota) Santiago:

 

Siguen tus cartas hostiles e insultantes. Todo indica que un efecto emocional negativo que ha representado mi carta sobre ti, –luego de contestar yo a quien lanzó la primera y ahora la segunda tuya–, es no saber superar este duelo de la que has quedado encerrado. Ahora son más mentiras y para aderezar tú impulso desenfrenado, un toque de amenaza incisiva. Sucede que esta vez, te enredas más en tu propia madeja de discordia. No va siendo la primera vez.

 

Presumes que mi misiva (28 de septiembre 2010), coincide justo con la fecha de los CDR, para darte, supuestamente, una lección. Tus argumentos no solo carecen de objetividad como “periodista independiente”, tampoco ves el lado práctico del asunto. Más bien, estas remendando un hueco en el espacio. Y es lógico. Es que has estado más preocupado con la embriaguez de tu vida, que por ti y tu futuro. Para tu consuelo, yo solo escribo y el exilio las publica. De manera que le estas faltando el respeto a otras personas.

 

Sigo comentando tu carta. Dices: “Tu y yo nos conocemos demasiado bien del Gabinete Arqueológico en la calle Tacón No. 12… cuando eras el paje de Eusebio Leal Spengler”, según afirmas. Te diré, Sr. Santiago Du Bouchet. Tú y yo, nunca, nunca nos hemos conocimos en ese Gabinete de Arqueología y no “Arqueológico”. Para colmo presumes ser “arqueólogo”. ¿Desde cuando? Respecto a Sr. Spengler, nunca fuí su “paje”, sino la paja en su ojo. Evidentes muestras de desavenencias políticas me separaron. Claro, nada que se asemeje a la expulsión suya, allá donde trabajabas.

 

Te voy a refrescar la memoria. Nos conocimos en la oficina disidente de Cuba Press, en el Barrio Chino de la Habana, en 1999. Allí nos vimos en escasas ocasiones. Luego nos mas por largo tiempo. A quien sí conocí, fue a tu padre el Dr. Jorge Du Bouchet de la que vives orgulloso de mencionar su nombre. Que lastima que esa honorable y respetada persona no esté entre nosotros.

 

Conocí a tu padre en circunstancias difíciles que no puedes comprender por tu inmadurez. No puedes porque, como te repito, estabas “más preocupado con la embriaguez (los desordenes y escándalos), que por ti mismo”. Noté en tu padre un hombre, que pese a su brillantez profesional, estaba cargado de sufrimientos y desesperanzas. Vivía abatido cuando lo encontré en los archivos históricos la primera vez; pasaba por momentos difíciles, arrastrando una pena familiar; lloraba y lloraba mucho, bajo un estado depresivo. Conversamos profundamente. Pero aquel dolor no venia de su pecho. Venia de ti. Después de tanta admiración y estimación, un día se apago por siempre.

 

Yo en verdad, no podía entender la figura de aquel conflicto familiar. Sencillo, no te conocía. Me hablaba mucho de ti y lo diferente que eras de su otro hijo. Y eso que insistes con aires de alarde “que nos conocemos demasiado bien”.

 

Tampoco, ni “pretendo intrigar y dividir nuestras filas” (disidentes) al hablar sobre ti y menos en medio de tus amenazas palpables. Debes de razonar por una vez, que nadie te va dividir, Sr. Santiago. Es más. Has estado fraccionando tu carácter, hace mucho tiempo por asuntos de complejidad familiar. Para colmo, trajiste tus conflictos a la disidencia, apostando bajo el signo del “patriotismo”, la “persecución” y la “unidad”.

 

Ruego que no me hables de “patriotismo” cuando lo que más veo, es un patriotero. Patriota no es aquel que, en un estado de cólera etílica, arremete contra un busto del apóstol en un poblado de Artemisa, ultrajando la memoria histórica del cubano más ilustre de todos los tiempos.

 

Tampoco es de Patriota tratar de subastar un pañuelo con la supuesta firma de Fidel Castro, haciéndole propaganda a un tirano que mantiene en ascua una bella nación de historias y tradiciones, en siglos.

 

Por otro lado, tu “amiga incondicional Miriam Herrera Calvo(periodista independiente) a la que mencionas, ahora con favoritismo, fue buscando ayuda económica a la oficina de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional. Allí dijo que tu no recibías ayuda de Plantados (la organización de presos del exilio cubano).  Esto lo confirmó un amigo tuyo (peluquero de Bauta), salido de la prisión (temporal), haciéndonos la visita y, alegando de tu parte, en presencia del presidente de la Comisión “que Herrera Calvo se estaba apropiando de tu ayuda”. Mira cuanto enredo has creado tu mismo ¿Quién es el mentiroso?

 

A pesar de que a ambos visitantes no se le negó la ayuda enviada, en dinero y otra parte en medicinas, la Comisión creyó pertinente hacer una verificación en la prisión de Melena II y luego hicimos tramites de gestión con la organización de Plantados. Allí personalmente, en la penitenciaría, ante ti, me confirmaste lo dicho arriba. Aproveché y llevé conmigo unas pequeñas cosas que te parecieron risibles junto a mi visita, entonces, exigiste más y más. Ese mismo rechazo, lo obtuve de ti cuando fuiste internado en un hospital de prisiones del Julio Trigo diciendo que no tenías zapatos. Cuando vi que la Comisión no hacia nada, te envié los únicos que tenia (unos mocasines). Al llegar tu libertad, pasaste por esa organización, no para agradecerme, sino para recoger un dinerito destinado a ti. Y adiós.

 

Me viene ahora a la memoria una carta envida desde la prisión de Melena II, proveniente de una fuente segurísima, que corrobora tu carácter “dislocado”. “Dice una cosa hoy y otra mañana”. Y termina diciendo el remitente: “de eso, es mejor ni seguir escribiéndote”. Para constancia obra una copia en poder de la organización de Plantados en el exilio cubano. Pero bien, nada de lo anterior es nuevo en ti.

 

Como ves, tu energía parece estar girando entre conflictos personales, dimes y diretes, y dineros que tanto exiges, a veces con brutalidad como lo hacías contra tu padre. En eso no tienes compasión de ningún tipo. Cuando no logras tu empresa, eres así, creas una perreta infantil y arremetes contra tus amigos, por cierto, te están abandonando.

 

A propósito, “Mi amigo”, solías llamarle al “agente Juana” (Elizardo Sánchez Santa Cruz) mencionado por ti en tu carta pero con una doble intención. La pregunta aquí es ¿por qué haces mención de quien te ha ayudado muchas veces? ¿No lo recuerdas? Tus visitas a la Comisión, no era para verme o conversar un rato. Ibas con un propósito rápido: dinero y adiós. ¡Qué pasa! ¿Te daba pena decirme el objetivo de tu presencia?

 

Entonces, Sr. Du Bouche y Fernández: dinero, deudas, bebidas, mentiras y escándalos públicos (en el municipio de Regla, en la residencia de un embajador, en la Virgen del Camino, en Alta Habana, en Centro Habana y un largo etcétera), han ido, evidentemente, erosionando tu credibilidad en estos infortunados años de “periodismo independiente” que tanto defiendes.

 

Hubo un momento, Sr. Santiago, en que regresabas a La Habana, casi semanalmente, golpeado de pies a cabeza y con heridas de puntos. ¿Será la policía política quien ha cometido salvaje abuso? Nada de eso. En estos días hablando con varios opositores artemiseños, de donde eres oriundo, decían por unanimidad: “borracheras e insultos en la vía publica”. Así que, Sr. Santiago, bella carrera de Patriota y de Periodista Independiente nos estás enseñando a la disidencia.

 

Toma otro consejo para que no te confundas más de las veces. Viene de buena boca: un profesor de periodismo del que mucho aprendimos de él. Eviten conflictos, deben, en lo posible, preservar sus vidas, para buscar la noticia. Cuidadse de no caer en prisión; a las calles van los opositores valientes, saciados porque se haga justicia y prevalezcan los derechos en las personas. Y usted periodista, honre con valentía, escribiendo lo ellos hacen.

 

Ahora dices que has estado la mitad de tus “10 años en el Periodismo Independiente…., preso”. ¿Por cual causa? Algunas no parecen ser tan, tan política, Sr: Santiago. Que te escondas en ella para justificaciones o que te ayudemos, o que el exilio cierre los ojo y te envié una remesa, es otra cosa. Vamos hablar claro. Tu última prisión fue el resultado de un escándalo público que creaste ante la estatua de Antonio Maceo en un parque del municipio Artemisa, por efectos de la bebida. ¿No fue así?

 

Volvamos atrás y a la fecha de cuando te conocí en casa de Estrella… Un día dejé de verte. Fue cuando a través de tus colegas, supe de un “petate” en una casa de La Habana: rompiste vidrieras, agrediste y te agrediste. Luego te enviaron a la policía. Dime patriota ¿Estabas haciendo Patria en nombre del Periodismo Independiente o la disidencia?

 

Entonces, recordé a tu Santo Padre hasta que me doy cuenta cual era/es el común denominador de esta historia.

 

En otro orden, nos hace saber en carta que un preso (común) de la prisión (Melena II) “ha compartido durante meses (tu) infortunio”. Es de colegiar que el bibliotecario independiente y preso político José Luís Rodríguez Chávez, vicepresidente de una organización de derechos humanos y conducto por el que te enviaba tu ayuda– no te las entregaba. ¿Es lo que quieres decir?

 

Te prometo investigar bien ese problema. Contactaré con Chávez. A propósito, lo han cambiado –misteriosamente– de Melena II, hacia la de Quivicán. Parece que ese hombrecito descubrió algo feo en alguien que se hace pasar por Patriota.

 

Desde luego, me confirmas en carta que presos comunes “sabe(n) de (tu) comportamiento, del respeto que (te has) ganado entre los presos y los militares, por (tu) postura política y la firmeza de (tus) convicciones ante los verdugos…”  Pero no me confirmas que es lo que piensa aquel preso político, que fue deportado a otra cárcel y que estuvo a tu lado.

 

Es más. En esta última visita, José Luís iba a enviarme un documento destapando la oprobiosa caja de Pandora de lo que descubrió. ¿Y que sucedió?, se lo impidieron; le requisaron hasta las muelas; lo aislaron del destacamento, en un cuarto y lo amenazaron hasta el cansancio, junto a dos guardias que lo miraban como el peor contrarrevolucionario de la tierra. Entre otras cosas, impidieron que yo recibiera sus acostumbradas y bien sonantes denuncias de prisiones. Me da la impresión que Chávez está haciendo el trabajo del “periodista independiente”, y tú, sigues inmerso, como los Castros, en otras Batallas de Ideas.

 

Ahora, quisiera ponerte al día. Pues no te imaginas lo que está sucediendo fuera y dentro de las murallas carcelarias. Una organización espantable, con un picked-ten de voluntarios, esta irrigando e intrigando provechosas cosechas para atacarme desde diversos parapetos. Incluyéndote. Llueven amenazas verbales y algunas por correos. No suficiente, me han robado cámara, grabadora; me han obligado a mudarme; han cancelado la tarjeta de banco; partieron el cable de un móvil prestado, clausuraron mi blog Mosaicubano.com y han pasado cosas surrealistas en mi correo. Todo esto es para impedirme que difunda lo que ellos no quieren oír. Es lógico no pensar que ellos no se van a detener y menos en momentos de éste episodio crucial contra un incierto “disidente”. Parece que ya son dos.

 

Algo importante. Deberás halarles las orejas a tus asesores. Tus escritos, muy irrisorios por cierto, están en Internet. De hecho, en uno de ellos te defiendo ciegamente. No se por que.

 

Por tanto, no te detengo, ni te detengas Sr. escritor. Sigue escribiendo, esmérate, disfruta el insomnio, busca “pruebas”, excava la aventura, no escatimes, pídale a los carceleros que te den otra oportunidad del beneficio de la privacidad. Implórale a ese “amigo” cercano que viste ropa de (aparente) presidiario (despreciado por todos) que te ilumine con su materia gris desechable. ¡Adelante!. Olvida lo que fuiste y piensa en quien eres, o, en que te vas a convertir.

 

–Un Adiós carísime a-m-i-g-o.


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