miércoles, 2 de marzo de 2011

Un siniestro disidente, revelaciones y conspiraciones IX: Los beneficiarios de la Comisión

por Richard Roselló

Periodista Independiente

 

1 de marzo de 2011

 

 

En 7 años que contribuí a apoyar el trabajo de Elizardo Sánchez Santa Cruz, tropecé con una realidad, como los que pasaron por ella. Una degradación de preceptos y cuestionamientos de ayer, reviven ahora en estas páginas.

 

Uno de los conflictos morales que se le achaca a Sánchez, es desviar los recursos de la Comisión en terceros. Ello ha servido para menoscabar la confianza en sus empleados y es lógico. Cualquiera queda perplejo por sus sistemáticas prácticas abusivas contra sus trabajadores y los presos políticos. Prácticas a veces oculta y en otras no deja la menor evidencia. Pero tales desengaños revela una violación, que comentaremos en otra circunstancia.

 

Uno de los monopolios utilizados por Santa Cruz, sustentado sobre la placidez y autoridad que lo caracteriza, están en los recursos (de la Comisión) y las decisiones tan excesivamente centralizados en sus intereses para no deja el menor escrutinio al debate.

 

Son evidentes que otras fuesen sus prioridades. Ejemplo, su amante que vivía a pocos metros de su residencia hasta hace poco tiempo; las ahijadas, su concubina y familia de ésta, recibía no solo las mejores medicinas, también los alimentos conservados y enlatados, en lugar de distribuirlos a los empleados o presos.

 

Los juguetes y material infantil entregados a la Comisión para supuestos hijos de presos políticos, van a sus ahijadas. Material de escritorio (bolígrafos, marcadores, libros infantiles, plumones, agendas, lápices), van a sus ahijadas de La Habana, de las Tunas y de San Juan si lo prefiere.

 

Los soportes electrónicos, son de uso exclusivo. A otras personas beneficiaba con entrega de tarjetas pagadas de celulares, mientras se las negaba al que trabajaba a su lado. Para congraciarse, ofrecía a otros los medios básicos de la Comisión como: celulares, computadoras, radios y memorias flash, dejando fuera a sus empleados.

 

Como Sánchez es un macetón  muy “tolerado”, él puede, no como la mayoría de los disidentes, financiar la hipoteca de su verdadera esposa residente en Miami. En cambio niega pagarte las vacaciones.

 

Pacheco garantizaba, en otro orden, medicinas a amigos, vecinos, “asesores” y necesitados. Sin embargo, cuando los presos políticos hacían una solicitud, decía que no había. ¿No hay?

 

Pero Sánchez ha estado ocupado en la buena vida. Y tal es la dimensión que poco más de 100 de esos protegidos presos políticos que atiende, no reciben la esperada “ayuda” de la Comisión. El colmo es que algunos, ni la conocen. Mientras otros ignoran las vías de apoyo que existen. Y si alguien aun tiene dudas, pregúntenles a los presos.

 

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