por Richard Roselló
Periodista Independiente
25 de agosto de 2011
Ciertas tendencias procuran conservar inalterable las doctrinas del cambio dentro de la disidencia en Cuba. Sus ambiciones y peligro crece cuando demuestran que en toda organización, por muy seria y bien organizada que no hallen apoyo exterior, mueren por consunción o por el natural cansancio de sus malhechores internos que luchan por la desunión.
Hechos prácticos confirman que la disidencia reducida a su propio esfuerzo, encuentra además, abrumador cansancio en su activismo y puede que se malgasten sus fuerzas en una lucha que solo puede convenir al enemigo común interno.
Tiempo le damos para que mediten los que durante tanto período han mantenido la perturbación en esas filas.
Ampliando un segmento del articulo dos (II) de esta series de denuncias, viene con la entrega de juguetes y material infantil recibidos desde el exterior por la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.
El 6 de febrero del 2010, Día de los Reyes es fecha especial para los pequeños; es el día en que el patrón de los infantes, este personaje del folclore, encargado de llevar regalos a niños en la Navidad, en vez de devolver más bien adulteró las entregas que llegaron vía Europa con destino a los hijos de presos políticos, en Cuba.
Elizardo Sánchez Santa Cruz en un servicio especial de Papá Noel, trató de recompensar su ambición, tomando a si mismo regalos de otros niños mediante su esposa Bárbara Estrabao Bichili.
La pesada maleta que trasladé del Parque Central de La Habana a la residencia de la esposa de Sánchez Santa Cruz, en calle 34 esquina 27, municipio Playa, contenían juguetes pequeños muy diversos: muñecas, autos, suizas, etc.
Horas más tarde, arribaron a la Comisión dos destinatarias Damas de Blanco a recoger el paquete. Eran Julia Núñez (esposa del ex prisionero de conciencia Adolfo Fernández Sainz) y quizás la segunda podría ser Asunción Carrillo (madre de Iván Hernández Carrillo ex prisionero también). Sin embargo su entusiasmo duró lo que un merengue… Santa Cruz no les hizo entrega del maletín porque según él, debía “hacerle un ¿inventario previo?” Además, era viernes y la Comisión cesaba el trabajo hasta el lunes siguiente. De modo que la fiesta de intercambio de regalos tuvo que posponerse por orden del patrón.
El lunes al mediodía, tres horas antes de regresar las Damas de Blanco por su paquete, la “esposa” de Elizardo, y en mutuo acuerdo, extraen un grupo de juguetes con el objetivo de contentar a sus ahijadas de las Tunas. ¡Que más da! Nadie sospecharía de un faltante en el apiñado amasijo de juguetes que contenía la maleta. Nuestras ahijadas también tienen el derecho, habrán pensado.
Y esto no es todo. Material de escritorio, bolígrafos, marcadores, libros infantiles, plumones, agendas, lápices que la Comisión adquirió en nombre de los presos políticos, también iban a sus ahijadas de La Habana o de las Tunas. Cada año se les reservaban a sus “niñas” un ajuar de estos materiales para que no les faltasen en el periodo vacacional. En siete años nunca vi a un hijo de un preso político disfrutar de esos pequeños sueños.
Pero no hay dudas que la Comisión, con sus cinco empleados que ayer tenía en su plantilla y quince que “de repente” afirman tener hoy, es provechosa para la jerarquía. Desde allí no solo se hace patria, sino además, mercadería. Desde allí se comercia con la patria y con los sentimientos de los presos y con los derechos, como si los sentimientos, los presos políticos, la patria y los derechos fueran un inmenso bazar.
La Comisión en otro orden, si bien no tiene ese poder para otorgar visas de salida del país a disidentes o amenazados del sistema, si tiene el control de quienes intentaban huir del país. Unas veces mediante su presidente que les ofrecía planillas de refugiados hasta asesoramientos de cómo llenarlas para obtener un visado.
Hasta la fecha, Elizardo sigue gozando de ese espíritu de divisionismo y el privilegio. El Consejo de Relatores de Derechos Humanos, creado varios atrás con esfuerzos de los periodistas Roberto de Jesús Guerra y el abogado invidente Juan Carlos González Leyva, más bien un proyecto alternativo y necesario a la conocida Lista Parcial de Prisioneros Políticos y de Conciencia emitida semestralmente por la Comisión terminó siendo para El Camaján la paja en el ojo. El resultado de su fracaso y la desunión de estos grandes activistas se debió a las campañas de descredito que éste les propició para con los medios de prensa extranjeros, embajadas disidentes a fines y personalidades políticas.
Razón tenía una colega de la oposición cuando pregunté por Juan Carlos González y su Relatoría, me contestó recientemente: “Ni se siente, ni se ve”.
De manera que Elizardo Sánchez Santa Cruz y Pacheco, sigue creando las condiciones para producir la división y las dudas dentro de la disidencia; basta que el gobierno le apoye como lo sigue haciendo en nuestro patio y en tribunas internacionales.
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